Virginia Vicente: «Soy afortunada por poder dedicarme a lo que más me gusta»
Virginia es psicóloga infantil. En el 2014 se enamoró del método Kumon y se unió a este gran proyecto educativo como asistente del centro Kumon Valladolid - Parque Alameda, donde trabajó hasta el 2016, año en el que tomó las riendas del centro y se convirtió en su directora. Han pasado cuatro años desde entonces y el centro cuenta ya con cerca de 200 alumnos que desarrollan al máximo su potencial con nuestros programas de aprendizaje y la orientación personalizada de Virginia y su equipo de trabajo.
«Como orientadores, Kumon nos ofrece la oportunidad de conectar con las familias, de dar a los niños herramientas de aprendizaje que les permiten desarrollar sus capacidades y de provocar cambios positivos en su actitud y personalidad que permanecerán para siempre», afirma convencida.
«El impacto que tiene un método como Kumon en los niños es brutal», nos dice Virginia. Su sobrino Francisco Vicente, que empezó Kumon con poco más de dos años, es un buen ejemplo de esto; sobre él, Virginia nos cuenta que «empezó Kumon con dos años y medio. Hoy tiene cinco y hace Kumon Matemáticas y Kumon Lectura. Desde muy pequeñito adquirió un hábito de estudio impresionante y a mí, personalmente, se me cae la baba».
«Los inicios en cualquier negocio siempre son duros»
Todo comienzo es difícil y para Virginia, asumir el traspaso del centro fue todo un reto que afrontó con actitud positiva y la sonrisa que la caracteriza. «Los inicios en cualquier negocio siempre son duros, pero llega un momento en el que te das cuenta de que eres afortunado por poder dedicarte a lo que más te gusta; por tener el poder de mejorar actitudes de los alumnos y participar activamente en su proceso de aprendizaje», nos cuenta.
Virginia forma parte de la familia Kumon desde el 2014, cuando era asistente del centro. En el 2016 decidió emprender y asumir su gestión y dirección.
«Para mí, Kumon es magia»
Un alumno motivado es la clave del éxito. Por eso es muy importante que cada niño encuentre el sentido a todo lo que aprende; así se asegura el éxito no solo en lo curricular, sino también en la vida. «El superpoder de Kumon es la suma de dos factores: el material didáctico individualizado y la orientación precisa. Como orientadores, tenemos la obligación de convertir a nuestros alumnos en la mejor versión de sí mismos. Para mí, Kumon es magia; es un lugar donde suceden cosas que en otro sitio no sucederían; es donde los niños que “no van a poder” siempre “pueden”, y donde todos tienen su espacio», afirma.
Algo que ella valora especialmente es la complicidad que tiene con las familias de su centro: «En muchas ocasiones, las familias cruzan la barrera de clientes y se convierten en mucho más. Me siento muy afortunada por contar con familias que se implican en todo y siempre están ahí para lo que haga falta. Espero que nuestra red de familias sea cada vez más grande».
Antes de finalizar esta entrevista, Virginia agradece especialmente el apoyo de su padre, quien la ayuda día a día a consolidar el centro. «Mi padre está jubilado desde hace años; sin él, nada sería posible. El tiempo que dedica conmigo y junto a mí a este proyecto es invaluable», nos confiesa.
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