Claves para fomentar en nuestros hijos la motivación por aprender

Entre las grandes preocupaciones que tenemos los padres se encuentra la de que a nuestros hijos les vaya bien durante el curso escolar y para conseguirlo uno de los factores principales es ayudarlos a mantener la motivación por aprender. No es una tarea fácil, pero en este artículo el pedagogo Miguel Ángel González nos da algunas claves para lograrlo.

Dejemos de utilizar la motivación como un comodín

El motivo para hacer algo no puede ser un premio o un castigo. Si trabajamos la motivación intrínseca, conseguiremos mantener en nuestros hijos la motivación por aprender.

Aunque el máximo responsable es el educador, como padres también podemos colaborar

La educación es un proyecto formativo a largo plazo. Durante su etapa académica, los niños evolucionan y, por eso, también deben cambiar las estrategias para mantener activa su motivación por aprender en función de sus intereses. Debemos tener en cuenta las recomendaciones de los profesores de nuestros hijos y seguir esa línea de actuación. Aun así, no podemos reproducir el mismo modelo de motivación de manera constante porque no es una receta: la motivación por aprender varía en función de la evolución, los gustos y los intereses de los niños.

La motivación no es magia, se trabaja

«La motivación es la energía que ponemos en juego para poder pasar del estado actual al estado deseado hasta conseguir el objetivo que se ha planteado», afirma Miguel Ángel González. Desde casa podemos activar esa energía estableciendo metas y despertando en nuestros hijos el deseo de conseguirlas. Aunque ese deseo puede venir dado por muchos caminos, si queremos que nuestros hijos alcancen sus objetivos, debemos evitar estos seis errores:

1. Valorar el resultado en lugar del esfuerzo

Vivir pendientes de las notas de los exámenes y no valorar ni el esfuerzo ni el proceso que han llevado a nuestros hijos a obtener una determinada calificación les resulta desmotivador. Si valoramos el proceso en conjunto, los resultados llegarán; en cambio, si no hay esfuerzo en el proceso de aprendizaje, los resultados, de darse, se darán por mera suerte.

2. Preguntarnos si saben o no saben

Evitemos poner el foco de atención en si nuestros hijos han aprendido o no la lección y concedamos importancia al desarrollo de la actitud para realizar adecuadamente la tarea y a la capacidad que han ido desarrollando para realizarla.

3. No centrarnos en un objetivo concreto

Es importante enfocar la energía de nuestros hijos en una dirección concreta. No hacerlo puede ser la causa de que desaparezca su motivación por aprender y, por consiguiente, se pierdan en el camino.

4. Mirar a largo plazo

Paso a paso se hace camino, y lo mismo ocurre en el proceso educativo: debemos centrar nuestra atención en cumplir objetivos a corto plazo, en las metas más próximas.

5. No tener en cuenta la dificultad de la tarea

Aprender siempre es un reto, pero para que nuestros hijos lo consigan debemos plantearles retos adecuados; de esta manera, incentivaremos su motivación por aprender y evitaremos que se frustren. Es muy importante plantearles objetivos adecuados a sus capacidades teniendo en cuenta los recursos para el aprendizaje de los que disponen.

6. Imponer en lugar de implicar

Muchas veces imponemos a nuestros hijos procesos que para nosotros resultan sencillos sin tener en cuenta la dificultad que pueden representar para ellos o si tienen otra manera de llegar a esa meta. Debemos implicar a nuestros hijos en la formulación del objetivo para que se sientan valorados y motivados por conseguirlo.


A continuación, también incluimos algunos consejos sobre cómo despertar y mantener la motivación por aprender de nuestros hijos.

1. Evitar los errores ya mencionados.

2. Interesarnos por su evolución académica: generar una cadena de valor en la que, si los padres mostramos interés por el rendimiento académico de nuestros hijos, ellos se sentirán apoyados e implicados.

3. Conocer sus gustos y preferencias: saber qué les gusta a nuestros hijos, qué los motiva y qué los ayudará a cumplir la meta.

4. Recordar que no nos escuchan, nos observan: debemos predicar con el ejemplo porque, si ven que cumplimos con nuestros objetivos diarios, ellos comprobarán que todo lo que les decimos funciona y no les faltará motivación por aprender y por esforzarse para llegar a sus metas, tal como hacemos nosotros.

5. No escatimar con los «¡Enhorabuena!»: los elogios nunca sobran, sino que son una fuente de motivación constante.

6. Enseñarles a hacer las cosas por sí mismos: no debemos convertirnos en padres helicópteros, absolutamente pendientes de todo lo que hacen nuestros hijos, sino que debemos guiarlos cuando tienen dudas sin hacer las cosas por ellos; a medida que consigan hacerlas por sí mismos, aumentará su motivación por aprender, su sentido de la responsabilidad, su autoestima y la confianza en sus capacidades.

7. Implicarnos en la consecución de sus objetivos: es bueno demostrarles que, por pequeños o grandes que sean, todos sus objetivos son igual de importantes y que pueden contar con nosotros para orientarlos en su consecución, siempre dejando que sean ellos los protagonistas de sus procesos.


Así, la motivación intrínseca desempeña un papel muy importante en el proceso de aprendizaje, al igual que la motivación externa. En la vida diaria y en el colegio, como parte del proceso de educación formal o extraescolar y del aprendizaje de idiomas, el paso fundamental es establecer metas realistas para adquirir las competencias necesarias. De este modo, se enseña a los alumnos que el aprendizaje es permanente, es decir, que existe un aprendizaje competencial que es evaluado en los centros docentes y que también hay otras actividades de aprendizaje, como adquirir destrezas para la vida cotidiana, que están sujetas a otros tipos de motivación.

¿Quieres saber más sobre el tema? En este enlace puedes ver al detalle el seminario web «Alumnos motivados: ¿cómo podemos ayudar desde casa las madres y los padres?» que organizamos junto con la plataforma educativa Educar es todo.