¿Qué hace diferente el método Kumon?
La educación está de moda. Todos los días salen noticias en los medios de comunicación sobre colegios, y las madres blogueras se hacen eco de corrientes educativas y de crianza como el método Kumon. Bien sea por la actualidad política que define el currículo escolar de nuestros hijos o por las corrientes pedagógicas que surgen cada día, la educación está en boca de todos, lo cual es bueno porque nos hace reflexionar sobre la importancia de formar a las nuevas generaciones desde diferentes enfoques.
En Kumon llevamos más de 60 años educando y hablando de educación, buscando familias comprometidas con la formación de sus hijos y demostrando que la adquisición de conocimientos ha de llevar consigo la adquisición de capacidades y habilidades que permitan que los niños se conviertan en personas responsables.
A ese proceso lo llamamos «desarrollar al máximo el potencial de aprendizaje de los niños». Un profesor no debería conformarse con que sus alumnos aprendan la tabla del 7, sino que debería aspirar a desarrollar en ellos la capacidad de comprensión, la curiosidad por aprender, el hábito de estudio o la concentración, por ejemplo. Es decir, el profesor ha de hacer brotar en los niños una serie de actitudes y capacidades que puedan utilizar en su vida aun después de haber finalizado sus estudios.
El objetivo de los orientadores de centros Kumon es desarrollar en sus alumnos el aprendizaje autodidacta; es decir, hacer que, por medio de los ejemplos y de la reflexión, sean capaces de aprender por sí mismos y disfrutar de la motivadora sensación de decir: «lo he logrado». En este sentido, el método Kumon conlleva una filosofía de aprendizaje de la que carecen otros métodos surgidos a raíz de nuestra experiencia y de nuestro éxito internacional.
Edad y aprendizaje
Para lograr que los niños aprendan por sí mismos con el método Kumon, utilizamos los programas Kumon Matemáticas, Kumon Lectura y Kumon English por el impacto que esos campos tienen en el resto de las materias que estudian. Además, tampoco establecemos correspondencia entre la edad que tiene un niño y los contenidos que puede aprender, puesto que damos a cada uno lo que necesita en cada momento, es decir, ofrecemos un método totalmente individualizado. No se trata de programarlos, sino de acompañarlos en su desarrollo.
De igual manera, si un niño de 2 a 3 años es capaz de permanecer sentado unos minutos y concentrarse, el aprendizaje de los números o de la lectura puede ser un juego para él. ¿Por qué no? No hace falta tenerlo estudiando a esas edades, sino convertir el aprendizaje en una actividad más durante el día, en un juego en familia.
El orientador en Kumon
También es esencial en Kumon la figura del orientador, que es capaz de motivar al alumno a dar lo mejor de sí y está en constante comunicación con la familia. El principal valor del método Kumon es la relación que se establece entre familia, orientador y alumno. Entre ellos se crean vínculos de confianza para conseguir un objetivo común: desarrollar el potencial de aprendizaje de cada niño a su propio ritmo.
Todo esto hace que el método Kumon sea diferente a los demás métodos de enseñanza extraescolar. Estamos en constante búsqueda de iniciadores y emprendedores que quieran dar un paso adelante, personas comprometidas con la educación que quieran marcar la diferencia en la formación de los niños, que quieran abrir un centro en régimen de franquicia con nuestra colaboración. En nuestro modelo, el franquiciado se encarga a su vez de las labores docentes del centro y está en contacto constante con los niños y las familias, por lo que la vocación educativa es muy importante. Además, el horario de los centros busca favorecer al máximo la conciliación de la vida laboral y profesional de los emprendedores que optan por abrir un centro Kumon.
Si quieres saber cómo puede ayudar el método Kumon a tus hijos en su aprendizaje, contacta con tu centro Kumon más cercano.